“Trae un jacket gris, una maleta negra y un portajacket color chocolate”, así me describió el chofer que me estaba esperando en el aeropuerto de Panamá a donde fui de trabajo (aunque para mí fue lo más cercano a una gira presidencial de Salinas o Zedillo).
El avión aterrizo puntual el Domingo por la tarde, yo me lo tomé con calma porque sabía que me estaban esperando para llevarme al hotel, por lo que estuve mamaseando en el duty free, de las 40 cosas que me gustaron solo me compre una loción. Cuando me dirigí a migración vi que había una fila larga, lo cual me dio mucha flojera por lo que decidí regresar a seguir paseando en el duty free. Después de unos minutos me dirigí de nuevo a migración para ver totalmente espantado que aquello parecía cola de tortillería a las 3pm, por tonto no vi que habían llegado 2 vuelos más y no hubo más remedio que hacer la estúpida fila de 40 minutos, cuando por fin pude salir, no lograba ver mi nombre en los letreros de las choferes que esperan su carga. Por un momento me pensé que me habían abandonado y justo cuando estaba pensando que tendría que buscar un taxi para irme al hotel y después de darle otra repasada a todos los nombres de los carteles, identifique el mío en una hoja de papel arrugada, efectivamente era mí nombre, me acerque y le dije yo soy. “Señor Alejandro, pensamos que había perdido el vuelo, no se preocupe, bienvenido a la ciudad de Panamá” en ese momento en mi cabeza empezaron a sonar los acordes de “Panama” de Van Halen y recordé a Zombie y FFM tratando de hacer la “machincuepa” que sale en el video.
Guardando todas las proporciones de la comparación que haré, Panamá tiene el clima de Londres, llueve a todos horas, solo que la humedad está cañona. En el trayecto al hotel en la camioneta de “el señor Andy” (persona encargada de transportar a todo el personal de mi oficina que van para allá) me pregunto por los jefes, me advirtió del clima y ofreció llevarme al Canal de Panamá.
Puedo decir que aparte de un centro comercial, fue todo lo que conocí. Impresionante el tamaño del barco, no? Y la lana que se mete el gobierno, todo es en cash, me dijeron las cantidades que podían pagar y estaba asombrado, ya no las recuerdo, pero nada de cheques, transferencias electrónicas, según el señor Andy el que quiere pasar por ahí tiene que pagar con puro billete verde.
El avión aterrizo puntual el Domingo por la tarde, yo me lo tomé con calma porque sabía que me estaban esperando para llevarme al hotel, por lo que estuve mamaseando en el duty free, de las 40 cosas que me gustaron solo me compre una loción. Cuando me dirigí a migración vi que había una fila larga, lo cual me dio mucha flojera por lo que decidí regresar a seguir paseando en el duty free. Después de unos minutos me dirigí de nuevo a migración para ver totalmente espantado que aquello parecía cola de tortillería a las 3pm, por tonto no vi que habían llegado 2 vuelos más y no hubo más remedio que hacer la estúpida fila de 40 minutos, cuando por fin pude salir, no lograba ver mi nombre en los letreros de las choferes que esperan su carga. Por un momento me pensé que me habían abandonado y justo cuando estaba pensando que tendría que buscar un taxi para irme al hotel y después de darle otra repasada a todos los nombres de los carteles, identifique el mío en una hoja de papel arrugada, efectivamente era mí nombre, me acerque y le dije yo soy. “Señor Alejandro, pensamos que había perdido el vuelo, no se preocupe, bienvenido a la ciudad de Panamá” en ese momento en mi cabeza empezaron a sonar los acordes de “Panama” de Van Halen y recordé a Zombie y FFM tratando de hacer la “machincuepa” que sale en el video.
Guardando todas las proporciones de la comparación que haré, Panamá tiene el clima de Londres, llueve a todos horas, solo que la humedad está cañona. En el trayecto al hotel en la camioneta de “el señor Andy” (persona encargada de transportar a todo el personal de mi oficina que van para allá) me pregunto por los jefes, me advirtió del clima y ofreció llevarme al Canal de Panamá.
Puedo decir que aparte de un centro comercial, fue todo lo que conocí. Impresionante el tamaño del barco, no? Y la lana que se mete el gobierno, todo es en cash, me dijeron las cantidades que podían pagar y estaba asombrado, ya no las recuerdo, pero nada de cheques, transferencias electrónicas, según el señor Andy el que quiere pasar por ahí tiene que pagar con puro billete verde.
La gente es sencilla, lo que vi es como un pueblo o una ciudad que está creciendo y que necesita más organización, me dio envidia como país estar en su situación. Está entrando dinero a carretadas, puedes ver que se construyen 6 edificios de más de 30 pisos en 2 cuadras y a las siguientes 2 cuadras más edificios, inflación controlada, no hay ni banco central, eso les puede dar una señal de lo pequeña que es su economía y de las posibilidades de inversión que hay.
A todas horas usan el aire acondicionado, no importa que este lloviendo, anque la humedad es fuerte, ellos prenden el aire acondicionado, por lo que en la oficina hacía un frío de los mil demonios, los gutis dejan una chamarra o sweater para que cuando el clima así lo require.
Algo que me impacto mucho es que el segundo día llego a la oficina, alrededor de las 8:15 pm y me encuentro con que está cerrada, siiiiiiii, allá no se queda un poli toda la noche, solo 3 personas tienen llave y como llovia el tránsito las había retrasado, osea que si por azares del destino, un mismo día los extraterrestes que salen en los Simpson raptan a estas tres personas, ya valió madres, todo se para porque no hay llaves.
“Alejandro, yo no me iria sin probar el sancocho del hotel donde estás parando, es de los mejores de la ciudad”, fue tal cual lo que me dijo la persona con la que más contacto de chamba tuve allá. Es una sopa exquisita con pollo, te va a encantar, bueno pues el martes por la noche en la cena pedí un sancocho chico (porque en la carta había la opción grande), cuando la mesera se acercaba con el plato pensé: ‘inche vieja, le dije chicooooo…con unaaa”. Educadamente le pregunte “¿ese es el chico?” a lo que me respondió que sí y automáticamente concluí que el grande debe ser tamaño olla de pancita dominguera o cazo de carnitas.
Tenía un mal aspecto, color engrudo, un poco más líquido con una pechuga de pollo insípida de su pincheeee madre y una verdura llamada “Ñame” que es como una papa también con sin sabor y pastosa, lo acompañan con un plato de arroz blanco sin un misero elote, zanahoria o un pinche chícharo. Obvio no me lo termine, me callo tan pesado como si hubiera hecho la hazaña de Vader de comerme 2 sandwiches completos de Subway.
Habían quedado de pasar por mí a las 5:30am para llevarme al aeropuerto, así que a las 2:30am que termine de chambear decidí que si me dormía no iba a levantarme y me dirigí a la zona de los antros “por que Panamá es una ciudad que nunca duerme”, entre a un antrillo, me tome un par de chelas. Nunca había ido solo a un bar o antro y es bastante difícil (no sé como hace La Tigresa para ir solo a Six Flags, jaja), me salí y fui a otro donde se empezo a armar el baile grupal tipo Fiebre de sábado por la noche, pero con una rola entre reggaeton y un poco de electro (no estaba tan mala la rola), se veía cagado, como payaso de rodeo en boda. Pedí un vodka tonic, que me lo tome como chaparrita de uva y me fui al hotel, me bañe, arregle mis cosas y al aeropuerto.
Llovia, 5:30 am y el señor Andy con el aire acondicionado a tope, afortunadamente no es largo el trayecto, hice el check in, me senté a esperar que pudiera subirme rápido al avión y dormirme, pero oh sorpresa, retraso se media hora en el vuelo, que en realidad solo fueron 15 minutos más de espera, el vuelo iba casi vació, así que me cambie de lugar y me acosté a dormir, el hambre o el ruido me despertaron, devore el desayuno y me volví a dormir hasta que la sobrecargo me despertó para pedirme que me abrochara el cinturón ya que “en unos momentos iniciara el descenso hacía la Ciudad de México”.
Para ser mi primer viaje de chamba, creo que estuvo bien, me hubiera gustado conocer más lugares de Panamá, pero espero poder regresar.